Es un procedimiento de bioestimulación seguro y sin riesgos de rechazo. Se utilizan las propias plaquetas del paciente para estimular la regeneración de la piel mediante inyecciones de las mismas. Combinadas con mesoterapia aplicada en la cara, cuello y escote, logramos un rejuvenecimiento muy notorio desde el primer procedimiento.

La base científica del PRP está en la capacidad de las plaquetas para estimular la proliferación de células madre mesenquimales y fibroblastos y la producción de colágeno tipo I. Como resultado, obtenemos un efecto de rejuvenecimiento facial, siendo un tratamiento antienvejecimiento muy efectivo.

El procedimiento es muy sencillo: con una pequeña extracción sanguínea se aíslan las plaquetas con el plasma del paciente y se inoculan de una manera indolora usando únicamente anestesia tópica.

Los péptidos biomiméticos constituyen otro método de bioestimulación. Son agentes que desarrollan acciones que mimetizan las de los péptidos normales de la piel joven. Los más usados son el factor de crecimiento transformante β (TGF-β), el matrixil y los péptidos unidos al cobre. Inhiben la degradación del colágeno y la elastina contra los daños causados por el ambiente externo (UV, polución, etc.) o el propio envejecimiento. Su aplicación en la piel estimula la proliferación celular y controla la misma, participando en la comunicación intercelular, y estimulando la síntesis de colágeno, elastina y glucosaminoglicanos. Como consecuencia, se produce un efecto antienvejecimiento y protector frente a la radiación solar.

El procedimiento es totalmente indoloro y se practica mediante tratamientos de mesoterapia.